El último discurso de Salvador Allende

Como siempre  el IMPERIO   y  la  Oligarquía  RASTRERA  Chilena,  impiden   que se instaure un socialismo  para el pueblo,  recuerda! » lo que  conviene  a un pueblo, no le conviene  a los oligarcas  o al imperio».

Las últimas palabras públicas del ex presidente chileno, el 11 de septiembre de 1973.

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Salvador Allende fue el presidente que intentó instaurar el socialismo en Chile por la vía democrática. Nació en 1908, en el seno de una familia de la alta clase media de Valparaíso: su abuelo fue médico y su padre abogado. Desde su época de estudiante en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, mostró su vocación por el servicio público. En 1929 integró el grupo político universitario Avance y en 1933, cuando se fundó el Partido Socialista de Chile, Allende, con 25 años de edad, fue su primer secretario regional.

El gobierno de Salvador Allende inició, entonces, una experiencia difícil y única: llevar al país a transitar por una vía democrática hacia el socialismo. Allende, junto a un grupo importante de sus seguidores, estaba convencido de que el socialismo podía construirse sobre la base de las tradiciones democráticas chilenas. En este sentido, fue significativo que una de las pocas leyes aprobadas en el parlamento fue la nacionalización de la gran minería del cobre.

Sin embargo, la naturaleza radical del programa de gobierno despertó una frontal oposición, tanto en el interior del país como a nivel internacional. En medio de un contexto en que aún primaba la política de Guerra Fría, el gobierno norteamericano decidió utilizar todas las armas necesarias con el objetivo final de derrocar al gobierno chileno. Durante 1972, diversos gremios paralizaron sus actividades; entre ellos, la locomoción colectiva y el transporte. El desabastecimiento de artículos de primera necesidad y los persistentes rumores de golpe militar, contribuyeron a crear en la población una sensación colectiva de desgobierno. El 11 de septiembre de 1973, el gobierno de la Unidad Popular fue derrocado por las Fuerzas Armadas y Carabineros; el Palacio de la Moneda, donde Allende resistió junto a sus más leales colaboradores, fue bombardeado. A todos sus cercanos les había advertido que él moriría en el lugar donde lo había puesto el pueblo: como Presidente de Chile. Desde el Palacio dirigió sus últimas palabras.